A continuació, publiquem un seguit d'articles relacionats amb el tema del nostre blog.
Ocio para todos: reflexiones y experiencias
Tratar de reflexionar sobre el ocio como núcleo sustancial y autónomo, esto es, como variable independiente relacionada con la discapacidad, resulta poco rentable desde una perspectiva lógica y práctica. O, si se quiere, desde un punto de vista coherente y funcional. Conectar ocio y discapacidad como elementos discursivos supondría, a no dudarlo, caer en el mismo tópico/vacío de analizar conjuntos y subconjuntos aislados, con multitud de apartados y subapartados, hasta componer un cañamazo aceptable para la experiencia personal y para la actividad social en general. En cada una de esas celdillas estructurales, además de algún tipo de descripción aproximativa, se acabaría por apreciar limitaciones en las conductas individuales debidas a determinados problemas orgánicos y/o funcionales; limitaciones engendradoras, a su vez de dificultades para la convivencia. A ocurrido así y seguramente seguirá ocurriendo, en aspectos tales como la sexualidad, la educación, el trabajo, las barreras arquitectónicas, el arte o los transportes, para citar algunos ejemplos. Cada una de estas facetas del convivir demanda, desde la cansina metodología del recorrido parcelado de zonas discriminadas un análisis repetitivo y monocorde que, a la postre, hace recaer sobre la propia situación de partida, determinada por los deficientes individuales, el condicionamiento básico de la limitación de la actividad o de la construcción en la participación social.
Sin embargo, abordar todas esas cuestiones bajo el prisma general de la accesibilidad, entendida como conjunto de posibilidades de acceso, en el sentido empleado por las “normas uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad” aporta elementos de generalización mucho mas eficaces para la interacción personal; para iniciar una dinámica socializadora de los esquemas de estudio y de tratamiento de los problemas. O, si se quiere, para dar lugar a un adecuado proceso de elaboración de los necesarios programas de acción que han de componer las políticas sociales. Por eso, el agrupamiento bajo la expresión accesibilidad e inclusión, de las cuestiones que, dentro del Congreso Mundial del Ocio, relacionando la actividad ociosa con diversos grupos minoritarios caracterizados básicamente por la discapacidad, puede considerarse como un acierto. No se `pretende ya verificar la inadecuación de las actividades del ocio en los casos en que los sujetos participantes en las mismas sean persona con discapacidad, sino mas bien enunciar, modular, diseñar y difundir pautas o ideas de accesibilidad. Y de hacer todo eso precisamente con una finalidad explicita ya desde el mismo titulo de esta recopilación de trabajos presentados al Congreso: la inclusión de los tiempos, recursos y conductas de ocio seguidas por todas las personas en una misma corriente de actividad social.
Concepto de ocio
Como primera aproximación al concepto de ocio y desde una concepción economicista, el ocio es considerado como un bien de consumo de primera necesidad. Podemos considerar al ocio como medida de tiempo y equivale en realidad al tiempo libre.
A partir de los inicios del siglo XIX este tiempo libre aumenta progresivamente: así en EU la semana pasó de 70 horas en 1860 a 37 en 1960 y en Francia en el mismo período de 85 a 48 horas.
En todos los países económicamente desarrollados ha tenido lugar esta reducción del tiempo de trabajo y, consiguientemente, el considerable aumento del tiempo libre, fenómeno que se ha debido a cuatro factores paralelos:
a.Menos horas diarias de trabajo.
b.Disminución de los días de trabajo por semana.
c.Menos semanas de trabajo al año.
d.Menos años de trabajo.
En algunos casos cabe considerar al ocio como un trabajo no remunerado (p.e. los pasatiempos o , como una necesidad del sistema de producción (intervalo en el trabajo para poder conseguir mejores rendimientos) o como un bien abstracto de consumo que se elige en detrimento del aumento del nivel de vida; sin embargo, a este respecto, datos estadísticos concernientes a los últimos 150 años demuestran que a pesar de que las horas trabajadas se han reducido casi a la mitad, el nivel de vida ha aumentado en cinco veces.
Los economistas se han planteado un posible ajuste de las decisiones de la iniciativa privada y los determinismos del mercado del ocio.
Algunos autores consideran que hablar de civilización del ocio es un mito. Entre estos autores destaca F. Pedro (1984) que señala que se necesitan 32 años para reducir la jornada laboral a 40.000 horas y mantiene que aún así, el aumento del paro durante la década de los
ochenta no permite hablar de ocio, a no ser para esos pocos que si tienen trabajo; hoy en día hablar de la sociedad del ocio es un lujo. Primero hay que solucionar los problemas del paro y luego los del ocio.
En esta misma línea apunta el trabajo de Caivano (1987 pp. 373-381) al afirmar que “el discurso seductor del tiempo libre es un espejismo interesado, una zanahoria ideológica para hacer salivar a algunos a costa de la destrucción de muchos...
El tiempo libre es el tedio sin recursos, al que los ociosos llaman tiempo libre". Aunque termina afirmando que la cuestión del tiempo libre es una de las cuestiones fundamentales del futuro, es una reflexión pendiente que tiene que hacerse de forma particular y concreta para que el tiempo libre sea una realidad.
Por su parte, Dumazedier (1988) después de realizar un extenso análisis de la evolución de la situación social desde 1806, afirma que a pesar del paro actual, sí es lícito hablar de la civilización del ocio, desde el mismo momento que la cantidad de tiempo libre se ha visto aumentada y se ha hecho manifiesta para toda la sociedad. Esto ha surgido como consecuencia del horario de 35 horas a la semana detrabajo, 5 semanas de vacaciones y retiro a los 60 años.Como consecuencia de este análisis Dumazedier sepregunta ¿por qué esta situación global no está recogidadentro del discurso político?, ¿por qué se centra todo el problema social en el aumento del paro?
Ocio para todos: reflexiones y experiencias
Tratar de reflexionar sobre el ocio como núcleo sustancial y autónomo, esto es, como variable independiente relacionada con la discapacidad, resulta poco rentable desde una perspectiva lógica y práctica. O, si se quiere, desde un punto de vista coherente y funcional. Conectar ocio y discapacidad como elementos discursivos supondría, a no dudarlo, caer en el mismo tópico/vacío de analizar conjuntos y subconjuntos aislados, con multitud de apartados y subapartados, hasta componer un cañamazo aceptable para la experiencia personal y para la actividad social en general. En cada una de esas celdillas estructurales, además de algún tipo de descripción aproximativa, se acabaría por apreciar limitaciones en las conductas individuales debidas a determinados problemas orgánicos y/o funcionales; limitaciones engendradoras, a su vez de dificultades para la convivencia. A ocurrido así y seguramente seguirá ocurriendo, en aspectos tales como la sexualidad, la educación, el trabajo, las barreras arquitectónicas, el arte o los transportes, para citar algunos ejemplos. Cada una de estas facetas del convivir demanda, desde la cansina metodología del recorrido parcelado de zonas discriminadas un análisis repetitivo y monocorde que, a la postre, hace recaer sobre la propia situación de partida, determinada por los deficientes individuales, el condicionamiento básico de la limitación de la actividad o de la construcción en la participación social.
Sin embargo, abordar todas esas cuestiones bajo el prisma general de la accesibilidad, entendida como conjunto de posibilidades de acceso, en el sentido empleado por las “normas uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad” aporta elementos de generalización mucho mas eficaces para la interacción personal; para iniciar una dinámica socializadora de los esquemas de estudio y de tratamiento de los problemas. O, si se quiere, para dar lugar a un adecuado proceso de elaboración de los necesarios programas de acción que han de componer las políticas sociales. Por eso, el agrupamiento bajo la expresión accesibilidad e inclusión, de las cuestiones que, dentro del Congreso Mundial del Ocio, relacionando la actividad ociosa con diversos grupos minoritarios caracterizados básicamente por la discapacidad, puede considerarse como un acierto. No se `pretende ya verificar la inadecuación de las actividades del ocio en los casos en que los sujetos participantes en las mismas sean persona con discapacidad, sino mas bien enunciar, modular, diseñar y difundir pautas o ideas de accesibilidad. Y de hacer todo eso precisamente con una finalidad explicita ya desde el mismo titulo de esta recopilación de trabajos presentados al Congreso: la inclusión de los tiempos, recursos y conductas de ocio seguidas por todas las personas en una misma corriente de actividad social.
Manuel García Viso
Concepto de ocio
Como primera aproximación al concepto de ocio y desde una concepción economicista, el ocio es considerado como un bien de consumo de primera necesidad. Podemos considerar al ocio como medida de tiempo y equivale en realidad al tiempo libre.
A partir de los inicios del siglo XIX este tiempo libre aumenta progresivamente: así en EU la semana pasó de 70 horas en 1860 a 37 en 1960 y en Francia en el mismo período de 85 a 48 horas.
En todos los países económicamente desarrollados ha tenido lugar esta reducción del tiempo de trabajo y, consiguientemente, el considerable aumento del tiempo libre, fenómeno que se ha debido a cuatro factores paralelos:
a.Menos horas diarias de trabajo.
b.Disminución de los días de trabajo por semana.
c.Menos semanas de trabajo al año.
d.Menos años de trabajo.
En algunos casos cabe considerar al ocio como un trabajo no remunerado (p.e. los pasatiempos o , como una necesidad del sistema de producción (intervalo en el trabajo para poder conseguir mejores rendimientos) o como un bien abstracto de consumo que se elige en detrimento del aumento del nivel de vida; sin embargo, a este respecto, datos estadísticos concernientes a los últimos 150 años demuestran que a pesar de que las horas trabajadas se han reducido casi a la mitad, el nivel de vida ha aumentado en cinco veces.
Los economistas se han planteado un posible ajuste de las decisiones de la iniciativa privada y los determinismos del mercado del ocio.
Algunos autores consideran que hablar de civilización del ocio es un mito. Entre estos autores destaca F. Pedro (1984) que señala que se necesitan 32 años para reducir la jornada laboral a 40.000 horas y mantiene que aún así, el aumento del paro durante la década de los
ochenta no permite hablar de ocio, a no ser para esos pocos que si tienen trabajo; hoy en día hablar de la sociedad del ocio es un lujo. Primero hay que solucionar los problemas del paro y luego los del ocio.
En esta misma línea apunta el trabajo de Caivano (1987 pp. 373-381) al afirmar que “el discurso seductor del tiempo libre es un espejismo interesado, una zanahoria ideológica para hacer salivar a algunos a costa de la destrucción de muchos...
El tiempo libre es el tedio sin recursos, al que los ociosos llaman tiempo libre". Aunque termina afirmando que la cuestión del tiempo libre es una de las cuestiones fundamentales del futuro, es una reflexión pendiente que tiene que hacerse de forma particular y concreta para que el tiempo libre sea una realidad.
Por su parte, Dumazedier (1988) después de realizar un extenso análisis de la evolución de la situación social desde 1806, afirma que a pesar del paro actual, sí es lícito hablar de la civilización del ocio, desde el mismo momento que la cantidad de tiempo libre se ha visto aumentada y se ha hecho manifiesta para toda la sociedad. Esto ha surgido como consecuencia del horario de 35 horas a la semana detrabajo, 5 semanas de vacaciones y retiro a los 60 años.Como consecuencia de este análisis Dumazedier sepregunta ¿por qué esta situación global no está recogidadentro del discurso político?, ¿por qué se centra todo el problema social en el aumento del paro?
Blog de Animacion Sociocultural e Integracion Social Professional.
